Bogotá D.C., 26 de febrero de 2008
–Agencia de Noticias UN– Sin importar si se consume en pequeñas o grandes
cantidades, el Yagé afecta directamente el Sistema Nervioso Central (SNC)
según el científico de la Universidad Nacional de Colombia, Carlos Andrés
Coy.
La búsqueda compulsiva por la desintoxicación del cuerpo y el alma, y
de una mayor espiritualidad, parece haber embargado a los bogotanos quienes
acceden al Yagé para conseguir este objetivo, desconociendo sus
antecedentes ancestrales, su real significado y sus componentes botánicos.
Agencia de Noticias consultó a varios expertos sobre esta bebida
proveniente de las selvas amazónicas colombianas
Miembros del Laboratorio de Productos Vegetales de la UN, explican que
de las varias bebidas alucinógenas utilizadas por poblaciones indígenas en
el alto Amazonas ninguna es tan compleja en el ámbito botánico, químico y
etnográfico, como lo es el Yagé, conocido también con los nombres de
Ayahuasca y Caapi.
Carlos Andrés Coy Barrera, estudiante del doctorado en Ciencias
Química, explica que el efecto del Yagé recae directamente sobre el Sistema
Nervioso Central (SNC) "sin importar la cantidad de yagé que se
consuma, el SNC quedará paralizado. Incluso puede ser durante horas. En ese
lapso, la persona pierde la conciencia, no tiene lucidez, no controla lo
que dice, y no controla tampoco funciones vitales, como orinar, defecar,
respirar…" advirtió.
Así que, a lo que se exponen las personas que consumen esta bebida
indiscriminadamente, sin control y sin asesoría, no es precisamente a
iniciar un viaje hacia un mundo fascinante de alucinaciones, o
purificación, sino hacia un túnel que conduce a la muerte, de la cual no
hay retorno.
Pero no se puede satanizar el Yagé, o las costumbres ancestrales de
nuestras etnias indígenas. El caso de la señora que murió recientemente
luego de haber participado en un ritual en el que ingirió Yagé, ha prendido
las alarmas acerca de esta bebida, pero es vital hacer claridad en que el
problema no está en las plantas, sino en el desconocimiento y en el abuso,
o quizá como lo explica el profesor de Antropología Carlos Alberto Uribe
"la causa de la muerte de esta señora pudo haber sido cualquier otra
cosa, porque murió 3 días después de ingerir yagé, así que amerita esperar
un diagnóstico de medicina legal donde se precise qué fue lo que pasó con
ella, antes de seguir presentando el Yagé como una amenaza."
En Colombia no todas las etnias indígenas consumen Yagé, de hecho sólo 5
grupos tienen esa tradición, los Inga, Camsá, los Coreguaje, y los Siona.
Según lo explica el profesor Uribe "el horizonte de distribución del
Yagé comienza al sur del río Caquetá… en el sur de Colombia, así es
originalmente, luego se extendió por toda la selva tropical,
particularmente por Brasil".
Y queda la pregunta ¿cómo llegó el Yagé a Bogotá? Según lo relata el
libro "Yagé el nuevo purgatorio", ocurrió a través de
asentamientos urbanos que fueron llegando al Amazonas y regiones cercanas a
los resguardos indígenas en busca de empleo en las industrias madereras, de
allí han surgido desplazamientos de personas que adquieren las costumbres,
y las llevan a zonas más urbanas, pero convertidas en una amalgama de
diversas tradiciones.
En conclusión, el Yagé forma parte del sistema terapéutico de las poblaciones
indígenas del Alto amazonas, es una tradición que ha tocado la ciudad, pero
no hay que acercarse a ella sin asesoría. Según lo afirma el profesor Uribe
"el Yagé es el purgante más fuerte que existe en la naturaleza, por
eso la gente lo reconocen como una "purga", no es una sustancia
inocua, pero por eso hay toda una preparación antes de ingerir esta
sustancia. El Yagé hace parte del sistema filosófico de estas etnias
indígenas que lo consumen, es una vía de conocimiento para ellos, y hay que
evitar trivializarlo"
"Hay taitas muy serios del Putumayo o en Mocoa, quienes viajan a
Bogotá y practican estos sistemas terapéuticos con toda responsabilidad.
Como en todo oficio, resulta gente menos seria que se aprovecha de estos
saberes ancestrales, pero no por eso se puede llamar como charlatanes a los
Taitas indígenas. Lo más prudente ahora sería esperar los diagnósticos
médicos, y dejar de lanzar gritos de alarma".
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